Llega el fin de semana y no hay nada más placentero que esa sensación de no tener que madrugar, de poder hacer un largo y pausado desayuno sin prisas, de mimarnos un poco y disfrutar de la vida en toda su esencia 🙂 Uno de los grandes placeres de esta vida me parece precisamente ese. El desayuno… un desayuno relajado, ya sea en casa, en la terraza (quien tiene una ) o al lado de la chimenea (lo mismo digo jeje) Yo reconozco que lo de desayunar en cama no me resulta especialmente cómodo. Ayer… recordando que había preparado este post hablaba con alguien de ésto precisamente y decía yo…